Tú sabes, mejor que nadie, que trabajar con altas temperaturas requiere de una serie de cuidados especiales para evitar el desgaste acelerado. Los componentes mecánicos de tu equipo necesitan lubricantes que aguanten el abuso térmico y que, además, desaten el desempeño de tu proceso. Recuerda que la exposición de un mecanismo a altas temperaturas siempre afectará su lubricante.
Al concluir este artículo, entenderás cómo las altas temperaturas afectan a los lubricantes. Además, serás capaz de elegir un lubricante, de acuerdo con las condiciones de operación del mecanismo. Así, podrás minimizar tu consumo y evitar el desgaste prematuro de tus componentes, además de desatar todo el potencial de tu proceso.
Los principales efectos de las altas temperaturas son: oxidación prematura y la modificación de la viscosidad de los aceites base. Sin embargo, la intensidad del efecto depende del rango de temperatura a la cual exponemos el mecanismo.
Primero debemos definir muy bien lo que es una alta temperatura. Cada aplicación y componente tiene una temperatura máxima de operación. Si la temperatura excede este máximo, disminuye la vida útil del componente. Esta reducción de vida útil resulta en paros de mantenimiento y mayores costos. Aunque existen equipos diseñados para soportar altas temperaturas, tenemos que entender qué pasa con su lubricante.
Te puedes basar en el principio de Arrhenius para entender cómo afectan las altas temperaturas a los lubricantes. Suponiendo, como ejemplo, que a un aceite hidráulico de base mineral lo afecta únicamente la oxidación (bajo condiciones ideales de excelente sellado, sin contaminantes y sin cargas), su expectativa de vida puede llegar a ser mayor de 30 años—si lo mantienes a una temperatura menor a los 65 °C. Pero, si aumentas la temperatura, esta expectativa de vida cae a menos de la mitad cada 15 °C.
Esto significa que existe una correlación directa entre la temperatura y los efectos de la oxidación en un aceite lubricante.
Falla por temperatura
Ejemplo de expectativa de tiempo de vida de un aceite hidráulico mineral, utilizando el principio de Arrhenius. En este ejemplo, al aceite solo lo afecta la oxidación a diferentes temperaturas.
En la industria no existen condiciones ideales. Es decir, siempre habrá polvo, agua, contaminantes, cargas y/o cambios de temperatura que afecten a los lubricantes. Cuando tomas en cuenta la temperatura ideal de operación de tus componentes, podrás elegir un lubricante que extienda la vida útil de tus bujes, cadenas, engranes, rodamientos, etc.
De las principales características que posee un lubricante, su viscosidad, su índice de viscosidad y su aceite base son las más afectadas por las altas temperaturas. Cuando sabes en qué consisten estas características, entiendes mejor el efecto de las altas temperaturas en los lubricantes.
• Viscosidad
La viscosidad es la propiedad más importante de un aceite. Es la resistencia de un líquido al fluir, o la fricción interna de un fluido. La viscosidad de un lubricante y las temperaturas a las que actúa tienen un efecto directo sobre su desempeño: a mayor temperatura, menor viscosidad; a menor temperatura, mayor viscosidad.
Si tienes aplicaciones con altas temperaturas, seguramente vas a necesitar un lubricante de mayor viscosidad para evitar el contacto y desgaste de tus componentes.
Si tienes aplicaciones con altas temperaturas, seguramente vas a necesitar un lubricante de mayor viscosidad para evitar el contacto y desgaste de tus componentes.
• Índice de viscosidad
El Índice de Viscosidad (IV) es la resistencia del aceite al cambio de viscosidad conforme cambia la temperatura. Esta relación entre viscosidad y temperatura es la consideración más importante a la hora de elegir aceites que operen en temperaturas que cambian drásticamente, especialmente en regiones muy frías.
• Aceite base
Lo ideal es utilizar aceites base sintéticos en aplicaciones de alta temperatura. Existen varios aceites base, como los ésteres, las polialfaolefinas (PAO), los polialquilenglicoles (PAG) o los perfluorados (PFPE) que son muy estables cuando los exponemos a altas temperaturas. Es decir, sufren menos degradación oxidativa.
• Punto de gota (exclusivo a grasas)
En las grasas, el punto de gota es la temperatura a la cual el aceite base se separa del espesante. Entre mayor sea el punto de gota, mayor será la temperatura de operación.
Como ejemplo, encontramos en el mercado grasas convencionales de espesante de litio con aceite mineral que llegan a tener un punto de gota máximo de 190 °C. Si las temperaturas de operación suben más allá de los 190 °C, el aceite base se separará del espesante, dejando al componente sin lubricación y causando, muy probablemente, un daño catastrófico. Lo más adecuado para esa grasa sería llegar a una temperatura máxima de 120 °C.
Si tienes aplicaciones críticas con temperaturas elevadas, puedes utilizar nuestra Interplex 1500 (complejo sulfonato de calcio con aceite sintético) que tiene un punto de gota de >304 °C. La puedes utilizar a temperaturas de operación de 250 °C.
Todos los lubricantes tienen una oxidación en condiciones normales. La exposición a altas temperaturas acelera esa oxidación, generando ácidos, lacas y lodos.
En un aceite, las consecuencias son el aumento del índice de acidez, de la viscosidad y de los insolubles. Además, el aceite se oscurece y da un mal olor.
En una grasa, puedes causar que ésta cambie de color, ya que la oxidación de los aditivos oscurece la grasa.
En resumen, no siempre puedes evitar las altas temperaturas. Esto puede ser un gran problema para tu operación y tu maquinaria si no tomas en cuenta las medidas necesarias para contrarrestarlas. Hacerlo es muy fácil; al momento de elegir un lubricante, solo debes recordar lo siguiente:
1. ¿Cuáles son tus condiciones de operación?
2. ¿La viscosidad del aceite es la indicada?
3. ¿El índice de viscosidad del aceite es alto?
4. ¿El punto de gota de la grasa es mayor a tu temperatura de operación?
Sin duda, la mejor tecnología en lubricación que existe para aplicaciones a altas temperaturas son las grasas con aceites base de perfluoropoliéter (PFPE), espesadas con politetrafluoroetileno (PTFE). La grasa Thermaplex LCM 2 de Interlub tiene estas características; puede soportar temperaturas >260 °C constantemente, sin tener que volver a lubricar hasta 6 meses después.
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